LA LIBERTAD Y LA MANO EJECUTORA

En enero cumplo 7 años gestionando. He pasado por 2 Unidades Clínicas de Atención Primaria y ahora estoy en la Dirección Médica de un Área Sanitaria. He vivido muchas situaciones difíciles, me he alegrado de los éxitos del equipo, he influido sobre los que me han rodeado y por supuesto me he decepcionado.

Cuando yo me metí a esto de gestionar una Unidad de Gestión Clínica pensaba que iba a tener la oportunidad de cambiar el mundo que me rodeaba a base de buena voluntad del personal, con independencia, siendo libre para tomar decisiones y con el concurso de todos los actores. A poco que te pongas a estudiar sobre la Gestión Clínica y lo que te aprendes es maravilloso. Por fortuna no nos ponían fotos de médicos jóvenes y guapos, con corbata inclinados sobre una mesa de trabajo brillante en un espacio diáfano y luminoso. Más bien nos vendían la moto de que lo que uno vale es mucho y el hueso para roer que me iban a dar, no se lo podían dar a cualquiera; así que como un potro feliz nos marchábamos con trotecillo alegre y resultón

             Puestos los conocimientos en práctica resultan ser igual que cuando sacas un fármaco del Ensayo Clínico y lo pones en la realidad. No tiene mucho que ver. Para no vivir del anecdotario que rodea el gestor y del que podríamos pasar horas y horas hablando la cuestión de base es la siguiente: ¿ tomo decisiones libremente o si soy la mano ejecutora de un destino predeterminado?. A poco que nos pongamos filosóficos vamos a ver que sí, que libre puedes ser pero no nos confundamos con omnipotentes. Nuestras decisiones están sujetas a un marco jurídico y legal, unas normas, unas directrices que sirven para, entre otras cosas, evitar que hagamos de nuestra capa un sayo y podamos perjudicar a más de uno. Lo malo es cuando la jurisprudencia se interpreta de 2 o 3 maneras diferentes, no existe regulación al respecto o las directrices son excesivamente laxas. Peor aún, cuando el origen de las normas se remonta a épocas gloriosas de personal apoltronado (triennialista es el nombre de moda) que las mantienen en propio beneficio personal. Y es ahí, en ese “far west” de las organizaciones donde el gestor tiene que efectivamente tomar las decisiones que considera más eficientes o justas o simplemente tomar las mejores decisiones o ser la mano ejecutora de otros, en cuyo caso, ya no sería libre.

             Por lo tanto, aviso para los que levan anclas del fondeadero y abandonan el resguardo de la bahía. Habrá decisiones que otros tomen por ti y tú tendrás que ejecutar (si no te gustan, ya sabes donde está la salida), habrá decisiones que otros querrán tomar por ti y habrá decisiones que nadie quiera tomar por ti. En todas estas situaciones encontrarás la libertad.

             Para terminar y contrarrestar el peso de la música Indie-friki-hipster-pop un poco de Metal: IronMaiden, Running Free.

3 comentarios sobre “LA LIBERTAD Y LA MANO EJECUTORA

  1. Estoy totalmente de acuerdo con este tema. Gestionar libremente no es lo que parece. Todos lo que hemos pasado por un puesto de gestión, hemos sido o somos directivos en el sistema sanitario durante mas o menos tiempo nos hemos dado cuenta que una cosa es lo que se quiere hacer o hacia donde se quiere ir y otra es el resultado obtenido.
    Las buenas intenciones, las geniales ideas, los planteamientos novedosos normalmente se quedan en el camino. No porque sean malas propuestas de gestión sino porque todo cambio es lento, cambiar la cultura de la organización y de los profesionales cuesta, cuesta mucho. Además nuestro centro de trabajo, el que dirigimos, no es un ente independiente, depende de la «Dirección» central, de los agentes sociales, de la sociedad, de los profesionales, de los presupuestos generales e, incluso, hasta de Wall Street.
    Al iniciar un proyecto nos damos cuenta que los tiempos de ejecución son lentos, tiene que pasar infinidad de filtros y ajustarse, lógicamente, a las directrices marcadas.
    Los gestores tienen equipos de confianza con los que trabajan muy estrechamente, no se toman decisiones de forma unilateral, se consensúan y se establecen metodologías de trabajo. Existe poco margen para la improvisación.
    Un buen gestor debe dejar su impronta en la organización, debatir con su equipo y tomar las decisiones que considere mas correctas y, como bien escribes, «habrá decisiones que otros tomen por ti y tú tendrás que ejecutar (si no te gustan, ya sabes donde está la salida), habrá decisiones que otros querrán tomar por ti y habrá decisiones que nadie quiera tomar por ti». El gestor podrá trabajar bajo una orden, porque alguien le obliga a hacerlo, por costumbre, porque siempre se ha hecho así, o por capricho, porque le gusta hacerlo así.
    Gestionar es ser solitario y solidario. Tienes que conseguir información para conocer la situación, tener conocimiento para relacionar las cosas, y mucha sabiduría para aplicar el conocimiento a la situación y al momento adecuado. Pero siempre dentro de un marco político, legal, económico….
    Es todo un reto profesional.

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